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6.1. Consolidación de los dos bandos


Los sublevados eran, un conglomerado de militares conservadores, de propietarios agrarios, monárquicos afiliados a los partidos de derecha, de grupos católicos con el apoyo total de la Iglesia, de “tradicionalistas” y de todos aquellos que veían con malos ojos que elementos populares y pequeño-burgueses accediesen al poder.

Éstos estaban apoyados e inspirados por el fascismo y acabaron imitando las formas de éste.

El general Mola, que dirigía la conspiración desde Pamplona, era el que tenía las ideas más claras: establecer dictadura militar, que eliminaría el riesgo de revolución que había traído consigo el Frente Popular, para volver, tras un tiempo, de nuevo a la República o a la Monarquía.

Un grupo importante, los monárquicos y la CEDA, deseaban fundamentalmente la vuelta a la monarquía alfonsina; los falangistas, un régimen a la italiana, y los carlistas, la anhelada instauración de la “Monarquía Tradicionalista”.

Los leales a la república estaban constituidos por las clases más populares: obreros y empleados urbanos, campesinado sin tierras y pequeña burguesía. Mayoritariamente estaban afiliados o influidos por las organizaciones socialistas, comunistas y, caso especial de España, anarcosindicalistas.

Junto a las clases populares estuvieron también las clases medias vinculadas a los partidos republicanos, aunque siempre temerosas de que pudiera producirse una verdadera revolución social.

Himno de la segunda república (Himno de Riego)